Vidas fructíferas
Lucas 3: 8 a
8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento
Generalmente de un árbol frutal se espera que de fruto, el hecho de no producir el fruto esperado es evidencia de un problema, algo que lo está impidiendo. Juan el Bautista, observó el mismo problema en la vida de muchos de sus seguidores judíos y les advirtió sobre la falta de fruto en sus vidas.
Juan dijo que un árbol se identifica por su fruto y un árbol que no produce nada no tiene valor. Lo leemos en Lucas 3:8. Juan reprendió a los judíos por creer que por su ADN, por ser descendiente de Abraham iban a agradar a Dios. Les faltaba algo, tenían que vivir como personas elegidas, dar fruto digno de su linaje. Si no lo hacía,n Dios estaba preparado para encontrar personas que sí lo hicieran Lucas 3:9.
De la misma manera no es suficiente llamarnos cristianas, debemos vivir como cristianas. Mateo 7:21, dice: "No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad del Padre que está en los cielos. Los manzanos producen manzanas, los ciruelos producen ciruelas, si nos llamamos cristianas, nuestra vida debe ser un testimonio de Cristo.
A lo largo de toda la palabra de Dios se utiliza el símbolo del fruto. ¿Cómo puedo asegurarme que mi vida dé fruto? En realidad no es tan difícil. El fruto no es algo que una se sienta a fabricar en su vida, el fruto brota naturalmente. Nos conectamos con La vid y muy pronto tiene uvas, muchas uvas. Cuando permanecemos en relación íntima con Cristo, comenzamos a amar y a servir como nunca antes, nuestra vida cambia y nos convertimos en ejemplo para otras personas. Comenzamos a producir fruto en nuestra vida, que le dice al mundo quiénes somos y cómo es nuestro Dios.
¿Qué espera Dios de nosotras?
¿Cómo podemos llegar a dar un buen fruto?
Dios te bendiga
Puedes escuchar este devocional en nuestro canal de Youtube en este link: https://youtu.be/cX7CWfjxAmQ
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