Una vida fructífera
Salmo 1: 1- 3
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. 3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
Dios nos ha dado Su Palabra para que sepamos la forma correcta de vivir, en ella nos explica todas las cosas que debemos saber de Él y de nosotras mismas, nos dice lo que es bueno y lo que no lo es .La vida es fructífera cuando se vive según la Palabra de Dios. La Palabra de Dios edifica, llena el alma y da fuerza, dirección, guía, esperanza, aliento y fe.
Las leyes de Dios son para nuestro beneficio, Dios no es un tirano que actúa arbitrariamente. Él quiere mostrarnos cómo evitar las cosas que nos dañarán o arruinarán nuestra vida, es por eso que ha provisto esta maravillosa y confiable herramienta, un verdadero manual para que siempre podamos saber la verdad, en ella siempre encontraremos consuelo, fuerza, sabiduría, conocimiento, amor, paz, gozo, claridad, sanidad, restauración y propósito.
Existen consecuencias a la desobediencia continua y voluntaria de los caminos de Dios. Al leer, meditar y obedecer los preceptos que Dios establece en Su Palabra, estaremos sólidamente plantadas donde el río de la vida de Dios fluye constantemente en nuestra vida (Salmo 1:1-3) y esa clase de vida producirá un fruto perdurable, agradable a Dios, que producirá paz en nuestro corazón. El fruto proviene naturalmente de este árbol, porque está plantado junto a corrientes de aguas.
El Salmos 119:24 dice: “Pues tus testimonios son mis delicias Y mis consejeros”. La Palabra de Dios siempre es el mejor consejero. Podemos recurrir con toda confianza a la Palabra de Dios cuando necesitamos consejo para nuestra vida.
¿Qué hace una mujer bienaventurada, dichosa, con la Palabra de Dios?
¿Qué elemento es fundamental para tener una vida fructífera?
Oración:
Señor, quiero deleitarme en tu Palabra porque es buena y tus preceptos son para mi beneficio, Gracias por que tu ley encuentro la guía y la sabiduría que necesito para llevar una vida fructífera. Amén
Dios te bendiga
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