Una oración de madrugada
Salmo 63: 1-2
Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, 2 Para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario.
Cuando suena la alarma de mi teléfono temprano en la mañana, muchas veces quisiera quedarme en la cama un poco más. Pero mi alma se agita para levantarse y hablar con Jesús, es mi cita diaria con mi Señor. No siempre es fácil priorizar una mañana con Dios, es necesario tomar la determinación de hacerlo, e ir dejando a un lado los obstáculos que pueda encontrar en el camino.
Pero sé que el tiempo apartado con Dios me prepara para lo que necesitaré durante el día. Es el momento en que Él me equipa con Su amor, Su fuerza y Su gracia para manejar todo lo que se me avecina. Y aunque no puedo verlo físicamente, sé que Él está presente, a mi lado y anhela ese tiempo conmigo cada día. También quiero anhelar Su presencia, y decir como expresó David. “Dios, Dios mío eres tú, de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti…” (Salmo 63: 1-2)
Muchas veces cuando abro mi Biblia, me encuentro en el libro de los Salmos y oro a través de los versículos de este hermoso libro. Mientras lo hago puedo abrir mi corazón y expresar mis sentimientos, mis preocupaciones, mis ansiedades delante del Señor y puedo dejarlas a Sus pies, y Él me va llenando de Su paz y de Su gozo. Su perspectiva sobre lo que me preocupa eclipsa mi ansiedad.
No deja de sorprenderme que el Salvador del mundo desee pasar unos minutos conmigo cada mañana. Es un verdadero regalo sentarme con Él de esta manera. Debemos escuchar a Dios antes que lo que el mundo quiera decirnos. En lugar de revisar inmediatamente las redes sociales en los primeros momentos de nuestro día o empezar directamente nuestras tareas pendientes, podemos priorizar a Dios al darle a Él nuestros primeros pensamientos. En mi caso, cada vez que lo hago, estoy más preparada que antes para enfrentar el día que tengo por delante. Estoy armada con Su verdad, llena de Su esperanza, sostenida y rodeada por Su amor. Y creo que lo mismo puede ser cierto para ti.
¿Qué obstáculos se te presentan para hacer del encuentro con Dios lo primero de cada día?
¿Cómo puedo ir haciendo esos obstáculos a un lado para encontrarme con Dios?
Oración:
Señor, Gracias por Tu gracia que me permite reconocer este nuevo día como una nueva oportunidad para caminar más cerca de Ti. Ayúdame a aferrarme a las verdades que he leído esta mañana y a creer las palabras que has hablado en Tu Palabra. En el Nombre de Jesús, Amén.
Dios te bendiga
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