Una fe elogiada
Mateo 15: 28
28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.Hoy estamos en tiempos donde la gente primero ve y luego confía. Ya no existe la confianza en su esencia. Solo hay desconfianza. Esta forma de ser ha contaminado nuestra fe (la que como cristianas debemos tener) y la ha hecho infructuosa y vacía. Veamos y aprendamos de una mujer que tuvo fe, y que fue elogiada al utilizar su fe de la manera que Dios la diseñó.
Su historia la encontramos en Mateo 15: 21- 28. Era una mujer que habitaba cerca de Tiro y Sidón, es decir, no pertenecía al pueblo de Dios, y sufría una fuerte angustia. «Su hija era atormentada por un demonio» (Mt. 15:22). Sufría la angustia de su hija. Su gran necesidad y consciente impotencia la llevaron a Jesús.
Todo estaba en contra de ella, no sólo que era Cananea, sino el hecho de ser mujer, la ponía en posición de desventaja en una sociedad machista. Además los discípulos piden a Jesús que la despida.
Pero hay algo más que pudiera haber hecho que esta mujer desistiera de su petición. La respuesta de Jesús no era la que ella esperaba, ante su pedido de auxilio, Jesús le dice: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”, haciendo alusión a su condición de extranjera. Pero ella persistió y confió, tuvo fe. La respuesta de la mujer nos muestra su determinación y fe. Ella estaba determinada a no dejar ir a Jesús sin tener una respuesta de Él.
Jesús elogió su fe, una fe que hizo entrar en acción su poder. Jesús escuchó su clamor, y su hija fue libre. Esta es una fe que nos desafía a no desmayar y a pedir esperando una respuesta. Una fe digna de imitar.
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