Un amor que recibimos para amar a los demás
Romanos 5:5
5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
El amor es sin duda una de las principales características del carácter de Cristo, y es uno de los más grandes atributos de Dios, pues dice la Palabra en 1 Juan 4:8 que Dios es amor. Pero lo sorprendente es que dice la Palabra en Romanos 5:5b que el Señor ha derramado (es decir de manera generosa y abundante) Su amor en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo. Siendo esta una declaración contundente para llevarnos a entender que nos es posible amar a Dios y a nuestro prójimo como el Señor nos ha amado, pues finalmente en nuestro corazón tenemos la fuente de Su amor.
Ahora bien, para amar como Dios nos ha amado, es necesario que conozcamos y tengamos clara la esencia de este amor. Dice la Palabra en Efesios 5:2 “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a Sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” Y referente al amor de Dios Padre, en 1 Juan 4:9 dice “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” Ese es el amor con el que hemos sido amadas por Dios.
Sin duda, ha sido un amor sacrificial, incondicional, de hechos y en verdad; finalmente un amor que nos lo describe más detalladamente la Escritura en 1 Corintios 13:4-7 cuando dice “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” Y efectivamente, es este el amor que Dios quiere que por medio de su Espíritu manifestemos a nuestro prójimo.
En lugar de pensar en el amor de Dios como un concepto abstracto, podemos buscar maneras de poner en práctica este amor en nuestras relaciones diarias. Esto puede implicar mostrar perdón o compasión hacia los demás, incluso en situaciones desafiantes. Al reflexionar sobre el amor de Dios y buscar maneras de ponerlo en práctica en nuestras vidas diarias, podemos fortalecer nuestra fe y encontrar la fuerza para superar cualquier obstáculo que se nos presente.
¿Con qué cuentas para amar a los demás?
Piensa de qué maneras prácticas puedes amar a los demás
Oración:
Señor, gracias por el amor con que me has amado. Gracias primeramente por permitirme conocerlo y experimentarlo. Pero también por permitirme ser ese reflejo de tu inagotable amor para con mi prójimo, gracias porque eres Tú a través de mí por medio de tu Espíritu Santo, amén.»
Dios te bendiga
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