Señor, ¿Te importamos?
Salmo 8: 3-4
3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, 4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?David está contemplando el firmamento, y exclama: “Cuando veo los cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿qué es el hombre?” (Salmo 8: 3-4) Delante de un imponente e infinito cielo estrellado, de un espléndido i montañoso, de un sinfín de animales de diferentes tamaños y colores, de la variedad de ecosistemas, del perfecto ciclo del agua, que hablan de la precisión y la perfección del Creador, solo queda preguntar: ¿qué somos nosotras?
¿Qué somos nosotras para que Dios se acuerde de nuestra existencia?. Si nos vemos en extremo pequeñas comparadas con nuestro planeta y su belleza, ¡cuánto menos somos en medio de la cantidad de planetas, estrellas y galaxias! Esta consideración se refuerza con el uso del término hebreo enosh para referirse al “hombre”, pues este vocablo resalta la condición del ser humano como un ser mortal, frágil, sujeto a la debilidad.
Dios es tan inmenso, tan poderoso y lleno de gloria, que no parece lógico en absoluto que piense en el ser humano, mortal, débil y lleno de defectos. Y sin embargo, la pregunta no solo deja tácito que Dios se acuerda del hombre, que tiene de él memoria, sino que también lo visita; lo atiende, está pendiente de él, jamás lo deja solo.
¿Tiene algo el hombre que lo haga tan valioso delante de Dios? No creo que tenga algo en sí mismo que le dé valor. No hay nada que podamos darle a Dios, que Él ya no tenga. Entonces, a la pregunta “¿Qué es el hombre?”, la respuesta que encuentra el salmista es: nada. El hombre no es… nada. Lo primero que tenemos que entender es que fuimos creadas a imagen y semejanza de Dios. El hombre no es producto de la casualidad El hombre es creación de Dios, hecho a Su imagen y semejanza. Solamente el ser humano posee esa característica, lo cual nos indica lo valioso de la vida humana. Si, Dios piensa en nosotros porque nos ama, porque nos guarda y porque nos quiere bendecir. En el salmo 144:3 al final hay una palabra que es “estimar o estimes” esto es: “pensar, considerar y valorar”. Tenemos un Dios que para Él somos importantes, Dios que es el mas grande piensa en ti, te considera y te valora.
Cómo podemos responder a la pregunta ¿Le importamos a Dios?
¿Cuál es nuestro verdadero valor?
Oración:
Señor, que maravilloso es pensar el cuidado que tienes de los seres humanos, Tu creación más especial. Gracias por pensar y estar atento a todo lo que a mí concierne. Amén
Dios te bendiga
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