Rindiendo nuestra voluntad
Salmo 40: 8
8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
Nuestros deseos son una fuerza que nos impulsa poderosamente, todas tenemos anhelos, pero, como hijas de Dios, debemos alinear nuestros anhelos con los de Dios para nosotras. Para mantener nuestros anhelos en línea con los de Dios, debe haber intencionalidad en cuánto poder le damos a nuestros propios deseos. y eso requiere que nos rindamos. Sabemos que no es fácil y que nos resistimos, es nuestra naturaleza querer hacer e imponer nuestra voluntad.
Entonces, ¿Cómo lo hacemos? Rendirse es dejar lo que es más preciado para ti, el deseo de tu corazón, y decirle a Dios: Mi deseo es Tuyo, toda mi vida es Tuya.. Después de todo, somos sacrificios vivos, y ofrecer nuestros deseos y nosotras mismas a Dios es la verdadera adoración (Romanos 12:1).
Muchas veces pensamos, equivocadamente, que si abandonamos nuestros deseos y los cambiamos por lo de Dios para nosotras, Él nos dará algo que no nos guste y que nos sentiremos defraudadas. Recuerda siempre que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Romanos 12: 2b), además Sus pensamientos para nosotras son de paz, para darnos el fin que esperamos (Jeremías 29: 11)
La misericordia de Dios es motivo suficiente para que rindamos nuestras vidas y voluntad al Señor de manera absoluta y completa. El salmista expresó: “hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado (Salmo 40: 8), es decir, que no le era algo gravoso; y el Señor Jesús mismo, nos dio ejemplo, expresó su anhelo, sin embargo doblegó su voluntad a la del Padre entregando su vida por nosotras (Mateo 26: 39). Que podamos decir, sin ningún reparo, como Jesús. “No mi voluntad, sino la tuya”
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¿Qué deseos debo entregar y rendirlos ante el Señor?
¿Por qué es mejor cambiar nuestros deseos por los planes del Señor para nosotras?
Dios te bendiga
Puedes escuchar este devocional en nuestro canal de Youtube en este link: https://youtu.be/GbTtCu2gf3k
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