Llamadas a obedecer
Juan 6: 38
38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Si observamos detenidamente la vida de Jesús, podríamos decir que algo que lo caracterizaba era su obediencia, la manera en la que sujetaba su voluntad humana a la voluntad del Padre; y si Jesús fue llamado a hacerlo y su gozo fue obedecer al Padre (Juan 6. 38) ¿Qué nos hace pensar que nosotras no? Y es que para Jesús la obediencia no era algo negociable en su vida, aunque a nosotras nos de la impresión de que sí lo es, debemos tener presente que fuimos creadas para obedecer a Dios.
El Señor nos creó con voluntad, es decir, la capacidad de decidir si hacemos o no hacemos algo, pero esa voluntad nos fue dada para sujetarla a la voluntad de Dios; y vemos cómo en el huerto del Edén lo que se nos otorgó para bien, se terminó inclinando hacia el mal, porque cuando Dios mandó a Adán y Eva que no comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:17), ellos debían obedecer. Adán y Eva no tomaron la decisión correcta, pues decidieron sujetar su voluntad no a lo que Dios dijo, sino a sus propios pensamientos y emociones, a sus propios deseos.
Hoy en día vemos cómo en nuestras vidas pasa lo mismo, pues al igual que ellos, muchas veces hemos experimentado lo que significa no sujetar nuestra voluntad a la voluntad de Dios, Miremos a Jesús, quien nos ha venido a enseñar que podemos seguir su ejemplo y obedecer a Dios, pero con la ayuda de su Espíritu Santo
Que podamos entender cuán importante es la obediencia para Dios, Él espera que nos sometamos a Su voluntad y obedezcamos, Nuestra obediencia es la muestra de amor a Él, no hay otra forma de expresarle que lo amamos. Que al igual que Jesús podamos expresar que estamos aquí no para hacer nuestra voluntad, sino la de Dios.
¿Qué tan importante es la obediencia para Dios?
¿Para que dijo Jesús que había venido?
Dios te bendiga
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