La virtud de animar a otros
Hechos 4. 36-37
En el Nuevo Testamento encontramos la historia de Bernabé (hijo de consolación), un hombre que sabía animar a otros, tanto, que ese era su apodo. Su nombre legal era José. (Hechos 4: 36 -37)
Tal vez recuerdas a alguien que te ofreció una palabra o que tuvo un gesto de ánimo en el momento que lo necesitabas. El dar ánimo puede ser sencillo y natural. Vemos que Lucas “destaca” a Bernabé, cuando lo presenta en el libro de los Hechos de los Apóstoles, como alguien que daba ánimo, y aprendemos que Bernabé es un hombre completamente generoso, compasivo y alentador. No había gente en necesidad en la iglesia naciente porque, de vez en cuando, los ricos y los propietarios vendían lo que tenían y lo compartían con sus hermanos en la fe. ¡Vemos a Bernabé haciendo precisamente eso!
Cuando Saulo se encontró con Jesús en el camino hacia Damasco y experimentó una transformación radical, a los creyentes de ese tiempo les costaba creer, que ese asesino, era ahora un hermano en la fe. De hecho, estaban aterrorizados de él. Sin embargo, Bernabé lo tomó a su cargo y lo llevó a los apóstoles. Saulo les describió en detalle cómo en el camino había visto al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con libertad en el nombre de Jesús” (Hechos 9:27).
Bernabé se tomó el tiempo de escuchar la historia de Saulo, y luego Dios utilizó a Bernabé para alentar a Saulo a llegar a ser un líder en la iglesia temprana. A Bernabé le importaba edificar el reino de Dios y animar a la iglesia. Nunca debes subestimar el poder de alentar a otros. Puedes ayudar a una niña tímida a involucrarse en el grupo de jóvenes, alentar a alguien a iniciar un estudio bíblico en su casa, en realidad hay muchas maneras de hacerlo. Que estemos dispuestas a animar a quienes, a nuestro alrededor, lo necesiten.
- Puedes escuchar este devocional en nuestro canal de Youtube en este link: https://youtu.be/GnlBngi4whY
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