La queja desagrada a Dios
Filipenses 2: 14
14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
En su travesía por el desierto, el pueblo de Dios cometió innumerables errores, pero el más común de ellos fue la queja. Su espíritu quejumbroso y murmurador desagradaba mucho a Dios, pues mostraba una inconformidad con lo que recibían de parte de Él, un enojo por las decisiones divinas, y una falta de confianza en quien acababa de liberarlos de la esclavitud.
Cuando llegaron a Mara y no pudieron beber agua porque era amarga, el pueblo se quejó y murmuró contra Moisés (Éxodo 15:23-24). Cuando acamparon en Refidim y no había agua para que bebieran, se quejaron ante Moisés, echándole en cara que los hubiera sacado de Egipto para matarlos de sed (Éxodo 17:1-3).Cuando Moisés no regresaba del Sinaí, se quejaron por su tardanza (Éxodo 32). Los mismos María y Aarón, hermanos de Moisés, se quejaron de él porque se había casado con una etíope y murmuraron insinuando que ellos dos también habían sido elegidos por Dios como líderes de Israel. El Señor se enojó con ellos y tuvo que intervenir para hacerles ver su error ( Números 12:1-9).
A Dios no le gusta que nos quejemos, critiquemos o hablemos mal de nadie, ni siquiera de los miembros de nuestra propia familia, mucho menos de nuestros líderes y pastores «¿Hasta cuándo escucharé tanta queja y murmuración?», es vez tras vez la reacción del Señor. Esta pregunta denota cansancio y hastío por su parte, y ¿quién quiere hastiar y cansar al Señor con una actitud que no cesa? Yo, definitivamente, no quiero. Cómo dice una querida amiga: “Dios es alérgico a la queja”.
Para Dios no pasa inadvertida nuestra costumbre de quejarnos, y para los demás tampoco. Esa manera nuestra de desahogarnos, y muchas veces mostrar desagrado, no es conforme a las virtudes cristianas. «Háganlo todo sin murmuraciones», leemos en Filipenses 2: 14. «Y Jesús dijo: “Dejen de murmurar»» (Juan 6:43). «No os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; el Juez ya está delante de la puerta» (Santiago 5: 9). Dejemos el hábito de quejarnos por todo, y cambiemoslo por gratitud.
¿Qué tan dadas eres a la queja y la murmuración?
¿Cómo ve Dios nuestras quejas y murmuraciones?
Oración:
Señor, perdona mi tendencia a la queja, entiendo que te desagrada.y quiero tener una actitud de gratitud y no queja y murmuración. En el nombre de Jesús, Amén.
Dios te bendiga
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