Jesús trae una nueva esperanza
Lucas 13: 11-13
11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.
13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.
Jesús entra a una sinagoga en un día de reposo, y con toda autoridad llama a una mujer que hacía 18 años, estaba encorvada. Más allá de costumbres y leyes, Jesús logra ver a una mujer enferma, que sufre y que por el tiempo transcurrido con la enfermedad, seguramente, transmitía con su cuerpo cansancio, fatiga y dolor. Jesús no sólo la ve, sino que la llama y trae una palabra de esperanza: mujer, eres libre de tu enfermedad (Lucas 13: 10-17).
¿Nos podemos imaginar lo que fue para la mujer andar encorvada por 18 años? Tiene que haberle resultado muy difícil comer, sentarse, acostarse; aún las actividades más sencillas, debían resultar un tormento para ella. Pero Jesús le dio una nueva visión, la hizo libre. Ahora podía ver de frente. Ahora podía mirar a los demás sin vergüenza, con toda seguridad y alegría, pues el Maestro había transformado su vida.
Había para ella ¡un nuevo horizonte! La libertad estaba frente a ella. Su realidad era diferente. La acción de Jesús trae nueva vida a una mujer que estaba inmersa en su dolor. ¡Qué importaba si era día de reposo! ¡tenía más valor una mujer, y eso era suficiente para tener misericordia de ella! ¡Qué importaba la ley dura y cruel, que era capaz de tener lástima por un animal antes que pensar en el bien de una persona!
Jesús nos ofrece la posibilidad de tener nuevas maneras de vivir la vida. Él es el mismo de ayer y quiere tocar y restaurar. Dar un nuevo sentido a nuestras vidas, liberarlas del dolor y la esclavitud.
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