En el perfecto amor no hay temor
1 Juan 4: 18
18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.El temor es una emoción básica que todas experimentamos. Desafortunadamente, el temor a menudo nos impide vivir plenamente y disfrutar de la vida. En nuestro estado natural, estamos inclinadas a temer a las cosas que no entendemos o a lo que percibimos como una amenaza. Pero en la vida cristiana, el amor de Dios nos libera del temor. Cuando somos llenas por el amor divino, encontramos la fuerza para superar nuestros temores y vivir una vida libre del miedo.
El perfecto amor, se trata del genuino o verdadero amor. Como es natural, esto nos hace reflexionar sobre la existencia de un amor que no es perfecto (genuino o verdadero). El perfecto amor surge de Dios, cuando este permanece en nosotras. Entonces, no puede haber verdadero amor, si Dios no permanece en nosotras.
El temor no puede coexistir con el amor, porque Dios, al permanecer en nosotras, nos libra del temor. El temor es producto del castigo merecido, el cual es natural en todos. Pero como está escrito, «…el castigo de nuestra paz fue sobre él (Jesús)…»; Isaías 53:5. El amor encarnado en Jesús, echa fuera el temor.
Al meditar en 1 Juan 4:18, nos encontramos con una verdad que resuena profundamente en el alma: el amor de Dios es un refugio seguro, un antídoto para los temores que nos asedian. Este amor, perfecto y liberador, nos invita a soltar las cadenas del miedo y a abrir nuestro corazón a la luz de la esperanza. Cada día es una nueva oportunidad para vivir en esta libertad, recordando que, al dejar que el amor divino reine en nosotras, podemos enfrentar cualquier desafío con valentía y confianza.
¿Cómo podemos enfocarnos en el amor de Dios?
¿De qué manera el amor de Dios es un antídoto para nuestros temores?
Oración:
Señor, gracias porque Tu amor de Dios es un refugio seguro, un antídoto para los temores que me asedian. Este amor, perfecto y liberador. En el nombre de Jesús, Amén.
Dios te bendiga
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