El nombre con el que Dios te llama
Isaías 43: 1b
No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.A lo largo de la vida, nos conocen y nos llaman por diferentes nombres. Algunos son bonitos y cariñosos, algunos ridículos. Y otros con los que nos llamamos a nosotras mismas.
En la Biblia hay una historia de una mujer llamada Noemí que cambió su nombre. Ella y su familia dejaron su hogar en Belén y se mudaron a Moab, pero durante los siguientes 10 años, su esposo y sus dos hijos casados murieron. Cuando decidió regresar a Belén, solo la acompañó su nuera Rut. Noemí estaba destrozada. Debió verse muy diferente mientras caminaba triste y desamparada hacia su ciudad.. ¿Es esa Noemí? preguntaron sus amigas. Ella dijo: “—Ya no me llamen Noemí —”, que significa “placentera” o “dulce” en hebreo. “Llámenme Mara [amarga], porque el Todopoderoso ha colmado mi vida de amargura. Me fui con las manos llenas, pero el Señor me ha hecho volver sin nada. ¿Por qué me llaman Noemí si me ha afligido el Señor, si me ha hecho desdichada el Todopoderoso?” (Rut 1:20-21,).
Tal vez. como yo, más de una vez, has cambiado cómo te llamas según las circunstancias de la vida. Fracasada. Sola, Inepta. Perdedora. ¿Pero sabes que? Ninguno de esos nombres es cierto. Esos no son nombres que Dios usa para dirigirse a mí, ni a ti. No importa lo que esté en tu certificado de nacimiento, los nombres que te han puesto otros o cómo te hayas llamado tú misma, Dios te llama Su hija amada. Si has puesto tu fe en Jesús, Él también te llama por los siguientes nombres: Aceptada (Romanos 15:7). Justa (2 Corintios 5:21). Redimida (Gálatas 3:13). Perdonada (Efesios 1:7). Libre (Romanos 8:1). Elegida (Efesios 1:4). Santa (Colosenses 1:22). Muy amada (Colosenses 3:12). Justificada (Romanos 5:9).Esos son los nombres que debemos recordar.
Con el tiempo, Rut se casó con Booz, pariente de Noemí, y tuvo un hijo. Las amigas de Noemí entonces la animaron: “«¡Alabado sea el Señor, que no te ha dejado hoy sin un redentor! … renovará tu vida y te sustentará en la vejez …” (Rut 4:14-15a,). Aprendamos de Noemí que nuestra identidad y dignidad nos la da Dios, nuestro Redentor. Y asegurémonos de no cambiar cómo nos llamamos a nosotras mismas según circunstancias en constante cambio. Por el contrario, que escuchemos la voz de Dios: “Te he llamado por tu nombre; Mío eres tú” (Isaías 43:1b).
¿Con qué nombres te has estado llamando y debes dejar de lado?
Dios te llama por muchos nombres ¿Con cuáles de ellos se identifica tu corazón?
Oración:
Señor, perdóname por verme menos de lo que Tú me ves. Independientemente de mis circunstancias, ayúdame a recordar que soy santa, elegida y muy amada. En el Nombre de Jesús, Amén.
Dios te bendiga
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