Ejercítate Espiritualmente
1 Timoteo 4: 7b - 8
En su primera carta a Timoteo, en el capítulo 4: 7 -8, Pablo hace una comparación entre el ejercicio corporal y el espiritual. Si bien es cierto que necesitamos ejercitar nuestro cuerpo para mantenerlo en buenas condiciones; también es importante que hagamos una práctica diaria de ejercicio espiritual, y no hay mejor forma de hacerlo que dedicando un tiempo diario a la oración y al estudio de la Palabra de Dios.
Pablo expresa la importancia del ejercicio espiritual, porque este cuerpo se va desgastando y va perdiendo su energía con el paso de los años. En contraste, nuestro espíritu se va fortaleciendo y adquiriendo más energía en la medida que pasamos más tiempo nutriéndonos de la Palabra de Dios. Esto es de sumo provecho porque nos prepara para esta vida y la venidera.
En realidad se requiere una vida de disciplina para asegurar la alimentación y desarrollo de nuestra fe. Es muy parecido a lo que ocurre cuando alguien va al gimnasio por primera vez. Después de la sesión de inicio duelen todos los músculos y no hay ganas de levantarse el día siguiente y continuar. Sin embargo, si quiere obtener resultados una sola sesión no basta.
Así, cuando mantenemos la disciplina de nuestro tiempo devocional nuestro ser interior se va fortaleciendo. Y esto es de todos los días, se requiere constancia y perseverancia.
Que tomemos en serio nuestro ejercicio espiritual, y le demos la importancia que tiene. Así nuestra fe se verá fortalecida y nuestro crecimiento espiritual será notable.
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