Edificando nuestra vida
Proverbios 14: 1
Tal vez has leído muchas veces Proverbios 14: 1, en donde se nos compara con arquitectas hábiles que construyen una casa.
Una casa no se construye de la noche a la mañana, ni tampoco se destruye rápidamente, el deterioro es paulatino. Por eso cuando nos damos cuenta de algún problema, por ejemplo: goteras en el techo que pueden terminar estropeando, no sólo el techo mismo, sino pisos y hasta las paredes, debemos actuar de manera rápida y oportuna. Si actuamos a prisa podemos evitar daños mayores. Es necesario estar atentas a cualquier cosa que pueda ocasionar su ruina.
Si bien, en la Biblia, casa se refiere a familia, y como mujeres estamos llamadas a estar atentas a la marcha de nuestros hogares; también podemos decir que casa se refiere a nuestra propia vida.
Cada una de nosotras tiene la responsabilidad de construir su propia vida. Cómo constructoras podemos ser sabias o necias. Mira que ambas (sabias y necias) tienen casas; una la construye, otra la destruye. En Mateo 7: 24-27, Jesús nos explica quien es un sabio y un necio constructor.
Para edificar sabiamente es necesario obedecer la Palabra de Dios. Es el cimiento firme en el que podemos edificar para que nuestra vida sea verdaderamente estable (Jesús lo compara a una roca). Es necesario revisar nuestra vida a la luz de la Palabra y mirar qué hábitos, prácticas o manera de pensar pueden estar dañándonos. Y si es necesario, cambiar y tomar los correctivos necesarios. Así podemos evitar que poco a poco nuestra vida espiritual se derrumbe.
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