Cuando Su voz es suave y delicada
1 Reyes 19
Versículos destacados 12-13 12 Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?
En 1 Reyes 18:41-46 leemos que, después de la gran victoria sobre los falsos profetas, cae nuevamente la lluvia sobre la tierra, después de una larga sequía. Sin embargo, a pesar de la victoria, Elías entró en un período de una fe incierta y depresión (1 Reyes 19:1-18). Elías realizó un viaje hasta el monte Horeb. Allí, Elías se escondió en una cueva, sintiendo lástima por sí mismo. El Señor instruyó a Elías a pararse sobre el monte mientras Él pasaba. Hubo un gran viento, un terremoto, y luego un fuego, pero Dios no estaba en ninguno de ellos. Luego, un silbo apacible y delicado, en el que Elías oyó y comprendió a Dios. Dios le dio a Elías instrucciones de lo qué debía hacer después, y asegurándole que aún había 7 mil en Israel que no se habían doblado ante Baal. Elías obedeció las instrucciones de Dios.
Inesperadamente, Dios le habló a Elías en “un silbo apacible y delicado” (1 Reyes 19:12). El punto es que Dios escogió no hablarle a Su profeta por medio del fuego y el trueno en esta ocasión. Elías necesitaba aprender lo que todos debemos aprender. Aunque en muchas ocasiones Dios interactúa con nosotros en formas extraordinarias, Él también puede interactuar lo mismo de fácil a través de lo común.
Si eres como yo, tiendes a buscar a Dios en los milagros obvios y enormes. Lo buscamos en grandes demostraciones de poder, donde podemos señalar y decir a los que te rodean: «¿lo ves? ¡Solo Dios pudo haber hecho eso!». Mientras estamos ocupadas buscando lo grande y ruidoso, a menudo pasa desapercibida Su voz suave y apacible que viene en esas noches oscuras y desesperadas, noches de mucho silencio.
En un mundo en el que "mientras más grande mejor", nos hemos vuelto insensibles a lo más pequeño pero aun espectacular. Pasamos por alto al Dios que se sienta tan cerca de nosotras que nos puede susurrar, con la dulzura y la intimidad de un Padre amoroso que le habla a Su hijo. Él quiere revelar Su corazón en nuevas formas que superan tus expectativas, que seamos sensibles cuando nos habla suave y de manera delicada.
¿Qué puedes aprender de la historia del profeta Elías?
¿Por qué muchas veces se nos dificulta escuchar cuando Dios habla de manera suave y dulce?
Dios te bendiga
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