Contempla Su hermosura - 23 de Febrero 2024

Contempla Su hermosura

Salmo 27:4

4 Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

Consideremos dos verdades que encierra el Salmo 27:4. La primera, Dios es quien nos concede un corazón para buscarlo y abre nuestros ojos para verlo en toda Su hermosura y majestad. La segunda verdad es que somos nosotras quienes pedimos que esto sea una realidad en nuestras vidas. Como hijas anhelamos y pedimos que nos regale la dicha de verlo y estar con Él.

El salmista se presenta como una persona con un intenso anhelo de ver y contemplar la grandeza del Señor. El corazón del salmista expresa el anhelo de mirar la belleza de su Dios. Por eso es claro al decir «una cosa he pedido… esa buscaré». Pero David no solo está deseoso, sino también persuadido de que esto es don de Dios. Él sabe que el Señor es quien lo otorga y por eso lo pide en oración.

Dios es quien abre los ojos de nuestra alma para verlo majestuoso, imponente y precioso. Él tiene el poder de alumbrar nuestros corazones, pero somos nosotras, quienes lo buscamos y pedimos que nos lo otorgue. Él lo da y nosotras lo pedimos.

Una de las implicaciones de esta verdad es que cuando nuestros ojos no puedan percibir a Jesús como lo más hermoso y majestuoso, entonces podemos pedir a Dios que nos permita ver Su belleza. Podemos rogarle que nos ayude a ver al Señor como lo más grande, deseable y precioso. Debemos buscarlo y pedir en oración: “Una cosa te he pedido, esa buscaré; que esté en Tu casa todos los días de mi vida, para contemplar Tu hermosura. Amén”.

¿Cuál era el anhelo del salmista?

¿Quién podía responder ese anhelo?

Oración:

Señor, que cada día pueda estar en Tu presencia y abre mis ojos para poder ver Tu belleza. En el nombre de Jesús, Amén.

Dios te bendiga.