¿Amor o reciprocidad?
Romanos 12: 9-10
9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; Sabemos que las redes sociales se rigen por ciertas tendencias que suelen ser muy efímeras. Memes, videos y frases que se publican y comparten en segundos. Hace unos meses llamó mi atención una reflexión recurrente. Palabras más, palabras menos, el mensaje era: no hagas por otros lo que ellos no están dispuestos a hacer por ti. Entiendo las razones por las cuales existe una identificación con dicho principio. Muchas veces también he dicho: -no vuelvo a involucrarme, no vuelvo a resolver, no vuelvo a ayudar. Muchas veces me he visto en una relación «dispareja» en la que no he encontrado reciprocidad, me he cansado y he terminado por decir: —ya no más.
Sin embargo, dudo que exista un pasaje bíblico en el que se mencione la reciprocidad. Los proverbios resaltan la lealtad entre amigos y no dicen: «sé un amigo, siempre y cuando el otro también lo sea». Jesús habló de que a pesar de que otros nos ofendan, debemos estar dispuestas a responder con bien, no acorde a la gravedad del daño recibido.
Pablo en su carta a los romanos capítulo 12, da cátedra acerca del amor al prójimo: no finjas amar a los demás, ama con afecto genuino, ayuda a otros. (Romanos 12: 9-10). Bendice a los que te persiguen. Alégrate con los que se alegran y llora con los que lloran. Vive en armonía con otros. No devuelvas mal por mal, no tomes venganza, no dejes que el mal te venza, al contrario, vence al mal haciendo el bien.Todo lo anterior es abismalmente contrario a eso de «no hacer por otros lo que ellos no están dispuestos a hacer por ti». Jesús sabía que nosotras no podíamos corresponder a lo que Él ya hizo por nosotras. Aun así, entregó Su vida para salvarnos del pecado, pues nosotras no podemos salvarnos a nosotras mismas y retribuir tan grande amor.
Nuestros corazones tienden al egoísmo, nuestra naturaleza siempre nos llevará a buscar nuestro propio bien, a protegernos del dolor que otros pueden ocasionar. Es fácil considerarnos víctimas, cuando nos han engañado o lastimado, es más fácil encerrarnos en nosotras mismas y endurecer nuestro corazón para «resguardarlo». Pero Jesús también fue traicionado y abandonado. Ningún sufrimiento se compara al que Él decidió vivir en la cruz para que nosotras tuviéramos amistad con Él. Cansa y duele cuando otros no responden de la manera que quisiéramos, pero Jesús no nos llamó a ser recíprocos, nos llamó a amarnos unos a otros como Él nos amó. Al amar corremos el riesgo de sufrir, de ser rechazadas, de sentirnos decepcionadas. Mientras tanto, sigamos los pasos de Jesús.
¿De qué manera amó Jesús?
¿Cómo podemos imitar a Jesús y amar a otros?
Oración:
Señor, gracias por Tú amor desinteresado. Quiero aprender a amar a los demás y no sólo a ser recíproca y amar por conveniencia o por corresponder a los demás. En el nombre de Jesús, Amén.
Dios te bendiga
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