Amar a Dios y al prójimo
Marcos 12: 29-31
29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.
Fuimos creadas para decir que sí tanto al llamado del deber, como al de la devoción. Amar al Señor nuestro Dios y a nuestro prójimo como a nosotras mismas, es exactamente lo que Dios siempre quiso que hiciéramos. Es una imagen perfecta de una vida equilibrada. Marcos 12: 30-31, resume el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, así expresó Jesús que era el cumplimiento de la ley.
Dios desea que lo amemos, que lo amemos en serio, con todo nuestro ser y que nos amemos unos a otros de verdad, así podrán saber que le pertenecemos si tenemos amor los unos por los otros (Juan 13:35). El servicio es una demostración de amor a nuestro prójimo.
Amor por Dios y amor por los demás; adoración y servicio son los dos extremos que rigen nuestra vida. Aunque el amor por Dios está primero, no es posible separar estos dos amores, uno fluye del otro y vuelve. Esto es lo que significa una vida equilibrada, una vida como la de Jesús. Aunque fuimos creadas para adorar antes que nada, también fuimos creadas en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuáles Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efesios 2: 10).
Cuando mantenemos nuestra mirada fija en el Señor, tendremos pasión por Dios y compasión por las personas, Nuestra relación con Él es el centro de equilibrio, y cuanto más profunda sea esa relación, más estable será ese equilibrio.
¿Cómo resumió Jesús el cumplimiento de la ley?
¿Qué nos permite vivir una vida equilibrada?
Dios te bendiga
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