Pecados de los padres
Salmo 51: 1 - 5
Uno de los ejemplos más punzantes de la transmisión del pecado de un padre a la siguiente generación, es una de las luces que más brillan en la Biblia: el rey David. Aunque David es llamado el hombre conforme al corazón de Dios, era un hombre sujeto a pasiones como cada una de nosotras. Su pecado con Betsabé, asesinato encubierto, reveló su humanidad (2 de Samuel 11). Y ese pecado lo siguió al caer sus hijos Amnón y Absalón en degradación y traición, cumplimiento del juicio anunciado por Dios, sobre la casa de David. (2 Samuel 12)
El pecado puede ser perdonado, pero cada persona cosecha sus consecuencias inevitables. Esto lo vemos en la historia de David, vemos como su familia cayó en pecados que deshonraron a David.
El curso de la vida de una persona puede girar alrededor de un pequeño evento, tal fue el caso de David. Pero el pecado de David con Betsabé no fue el desplome repentino de sus valores morales. Más bien fue el desarrollo de una vida indisciplinada dada a la pasión y placeres ociosos. Así cuando la tentación lo enfrentó, no tuvo fuerza de voluntad para resistir. Y el estruendo de su caída se oyó por generaciones, en la forma de traición, inmoralidad, rebelión, y asesinato en la familia de David.
Pero vemos que hay luz en la oscuridad del pecado de David, el corazón de David se humilló y quebrantó por su pecado, e inmediatamente reaccionó a la reprensión del profeta Natán con arrepentimiento sincero, como lo expresa el salmo 51, donde se capta el clamor por el perdón. Pero aunque la David experimenta el perdón divino, la semilla del pecado ha sido sembrada y la cosecha sería segada.
Enfrentemos nuestras áreas de debilidad con sinceridad ante el Señor, confesémosla de todo corazón y recibamos nuevas fuerzas para seguir adelante. Si tenemos hijos asegurémonos de orar por ellos pidiendo protección, dirección y misericordia. Tú puedes legarle una herencia espiritual maravillosa que le dure toda la vida.
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