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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

30 de Junio del 2020

Actualizado: 17 jun 2021


Encontrando refugio


Salmo 142: 2, 5

Las dificultades te alejarán de Dios o te acercarán a Él. En su hora de necesidad, David encontró un refugio seguro, un amigo confiable, un oído atento, un brazo fuerte, un rey misericordioso. Nosotras podemos hallarlo también.

David duró muchos años siendo perseguido por el depuesto rey Saúl, quien quería matarlo, ante esa amenaza huye a la cueva de Adulam. Allí se le unieron 400 hombres harapientos, todos ellos “afligidos, endeudados, en amargura” (1 Samuel 22: 2). En ese lugar las emociones de David se fueron al fondo. Y allí escribió el Salmo 142, una oración para las ocasiones en que la vida se recluye. Una que quizás necesites hacer hoy.

En la cueva de Adulam, David se sintió confinado, emocionalmente exhausto, y sin nadie a quien recurrir en ayuda. Pero en vez de alejarse de Dios, los problemas que afrontaba David le atrajeron hacia Dios. Nota el objeto de su ruego: “Clamaré a Jehová… pediré a Jehová misericordia. Delante de Él expondré mi queja. Clamaré a ti, oh Jehová” (VV 1, 2, 5). Abatido por sus perseguidores, David halló que no tenía a donde mirar, excepto arriba, a Dios.

¿En qué te sientes aprisionada hoy? ¿Por el agotamiento emocional de tu vida familiar? ¿Presiones en el trabajo? ¿Inseguridad financiera? ¿Enfermedad? ¿Incertidumbre frente a todo lo que está ocurriendo? En realidad todas enfrentamos una u otra dificultad. Al igual que David tienes dos opciones: permitir que los problemas y dificultades se interpongan entre tú y Dios, o correr al único refugio seguro en tiempo de angustia. David en una cueva, encontró una fortaleza.



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