Deléitate en el Señor
Salmo 37: 3 - 7
En el Salmo 37: 3 al 7 encontramos algunos verbos en imperativos como: confía, deléitate, encomienda, calla, espera; con el fin de que ejercitemos nuestra fe depositando toda nuestra confianza en Dios y así vivir tranquilas porque descansamos en su fidelidad. Estamos llamadas a confiar y deleitarnos en el Señor, es más que una sugerencia es más bien un mandato.
Confiar y deleitarnos en Dios es el secreto para vivir en contentamiento, ya que todos nuestros anhelos estarán acordes con su voluntad, se alinearan a lo que Dios tiene para nosotras.
Deleitarse en Dios no es sólo un privilegio, es un deber. Deleitarnos es dejar que la dulzura de su Palabra llene nuestra vida y satisfaga nuestro ser.
Disfrutar de nuestra relación con el Señor hace que nos conceda los deseos más profundos de nuestro corazón; y al hablar de las peticiones del corazón, no estamos hablando de necesidades básicas, sino de aquellos anhelos y sueños que tenemos que no son caprichos o antojos, sino que son motivados por un corazón transformado que desea ser guiado por el Espíritu Santo para agradar a Dios siempre.
Cuando nos gozamos en su presencia podemos conocerlo mejor, porque el conocimiento de su gran amor nos da deleite, entonces entregamos todo lo que somos y hacemos, sin reservas, por eso “encomienda” significa confiarle todo al Señor para su control y dirección: nuestra vida, familia, trabajo, posesiones, tiempo, etc. Por eso debemos aprender a ser pacientes y esperar en Él, porque hará lo mejor para nosotras, entre tanto gocémonos en Él.
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