¿Tienes el hábito de juzgar?
Mateo 7: 1
¿Alguna vez te han juzgado? O tal vez te han comentado o lo has comentado tú: “Cuando te conocí pensé que eras pesada (odiosa), pero ahora que hemos tratado me doy cuenta que no es así, me pareces una gran persona”. ¿Te ha pasado?, a mí sí. Eso, princesa, es juzgar, explicado de una manera simple y basado en hechos cotidianos.
Debemos practicar más tolerancia y paciencia con los demás, esto porque cada persona trae una historia diferente a la tuya, la cual puede ser tanto de bien como de mal y que ha dejado huellas, que quizás no han podido ser borradas. Por experiencia propia puedo decirte que muchas personas con un aparente carácter fuerte tienen un suave y tierno corazón cubierto por una coraza que impide llegar allí con facilidad, esto solo para evitar una herida más.
Es difícil determinar a simple vista si una persona es de buen corazón o no, recuerda que las apariencias engañan. Todas tenemos una historia que avala quienes somos hoy por eso no debemos adelantarnos a emitir juicios sin conocer más a fondo.
Siendo sinceras muchas veces nos hemos equivocado al hacer juicios a priori (a primera vista o impresión), muchas veces nos hemos quedado pasmadas al ver como es esa persona en realidad.
¿Qué sería de mi vida y de la tuya si cada persona a nuestro alrededor se hace una idea equivocada de quienes somos antes de conocernos realmente? ¿Cuántos amigos tendríamos? No creo que muchos. Y si Dios, quien juzga con verdad ¿nos juzgara por lo que en realidad somos?
Vivamos poniendo en práctica el mandamiento de “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y “No juzgues para que no seas juzgado” Salgamos de nuestra área de confort, nuestra área de seguridad y tratemos de conocer gente (sin juzgar), busca aprender de otros y recibir lo que los demás tienen para aportarte. Recuerda que todos, incluso los que consideramos ignorantes, tienen una historia que contar y de la que podemos aprender. Derriba algunas barreras y prejuicios y como, seguro, no quieres ser juzgada, no juzgues.
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