Una tribulación breve y momentánea
2 Corintios 4: 17
Jesús no nos prometió que en el mundo no tendríamos aflicciones. Son tan inherentes al ser humano, desde que nacemos está a la orden del día. De lo que si tenemos certeza es que Jesús venció y que estará con nosotras siempre, hasta el fin. Sin embargo, muchas circunstancias son tan difíciles que parecen vencernos y nos sentimos frustradas y desilusionadas. Algo para tener en cuenta en esos momentos es lo que dice 2 Corintios 4: 17: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”.
Tal vez te preguntes ¿leve? Si llevo padeciendo muchos años de x o y enfermedad; o llevo tiempo sin empleo; o sufro por mi situación familiar, etc. También el apóstol Pablo la cataloga de momentánea. Algunas pueden pensar, “Bueno Pablo, tu aflicción pudo ser leve, pero la mía no lo es. ¡Si tan solo supieras como sufro! ¡Porque es insoportable!”. Pablo no escribió como si tuviera la experiencia de un niño de jardín de niños acerca de la aflicción – él tenía un título de grado. Él describió algunos de sus padecimientos con estos términos en 2 Corintios 11: 23 – 28: azotes, prisiones, naufragios, peligros, hambres, sed, desnudez, entre otras.
Nuestra tribulación es leve porque aún lo peor de ello, en medida de la eternidad, es momentánea. Es verdad que la mayoría de nuestros problemas van y viene. También es verdad en el sentido de que aún una vida prolongada dado el estándar de este mundo, no es nada en la escala de la eternidad. Aún si alguien fuera a vivir por 100 años y que sufriera cada día, dado la medida de la eternidad esa aflicción es solamente momentánea. Romanos 8: 17, la gloria está ligada al padecimiento, y Dios cumplirá en nosotros una gloria mucho mayor que nuestra aflicción que hemos padecido aquí. “La aflicción no es algo que deba de soportarse para poder alcanzar gloria. Es el proceso que crea la gloria.
Comments