Hadasa y Ester
Ester 4: 14
La reina Ester antes de llegar al trono fue Hadasa, una joven huérfana del pueblo judío que era cautivo en el imperio persa. El proceso para llegar a ser la reina Ester no fue fácil. Pero podemos ver que mientras Mardoqueo, su primo, criaba a Hadasa, Dios cuidaba de Ester.
Hadasa era una humilde jovencita que había perdido la identidad de hija, era hija adoptiva de Mardoqueo, quien trabaja a las órdenes del rey Asuero, pero Dios tenía un gran propósito con ella y es elegida reina. Hadasa era una víctima, Ester reinó. Ella pasó por un proceso de preparación para llegar a ser toda una reina del gran imperio persa, como Hadasa no podía serlo.
Cuando llega al reino se cierne una amenaza de destrucción sobre el pueblo judío. Mardoqueo le manda a decir a Ester acerca de la amenaza y le dice que Dios la había puesto en el reino para esa hora. Ester entendió eso y se presenta ante el rey para interceder por su pueblo. En el libro de Ester quedaron registradas las palabras que muestran la valentía y de esta determinación de esta mujer: “Iré a ver al rey, aunque sea contra la ley, y si perezco que perezca”.
En ella vemos como Dios cumple Su propósito en quien está dispuesto y se deja usar, para ese momento crucial había llegado al trono y ella hizo lo que tenía que hacer y el pueblo judío no fue destruido. Ella no se quedó siendo la pobre huérfana, si bien la orfandad había robado su identidad, ya no era hija, no se quedó anclada en un pasado doloroso, por el contrario ella dejó que Dios le diera una nueva identidad, tal como Él la veía.
Al igual que Ester, tú y yo tenemos un propósito que cumplir y es con nuestra generación, es para este tiempo específico. Dejemos que Dios nos dé una identidad y un destino.
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