Calma, en medio de la tormenta
Salmo 107: 29 - 31
Imagina una tormenta en el mar y en medio de la tormenta, estás tú en una barca tambaleante movida por el fuerte viento, seguramente te llenas de temor. Pero puedes estar segura que en medio de la tempestad Él Señor está contigo, evitando que flaquee tu fe, sin permitir que el ánimo decaiga, porque Dios sabe que somos débiles, que enfermamos, que a veces entramos en temor, incluso en pánico y en muchas ocasiones nos desanimamos.
¿Qué debemos hacer nosotras? Como una niña pequeña corre a los brazos de papá a buscar protección cuando siente temor, así nosotras debemos correr a los brazos del Padre celestial, allí estaremos más que seguras. Encontramos esa paz y esa calma, cuando nos refugiamos en Él y acudimos a su Palabra. En su Palabra, encontramos las respuestas a nuestra búsqueda, consuelo, esperanza y sobre todo fe, la verdadera fe en Cristo, que vence al mundo y a todas las circunstancias que quieren ahogarnos.
Nos preguntamos en estos momentos el porqué de esta tempestad, pero no entendemos, pues ignoramos en gran medida sus planes; pero si nos acercamos a su Palabra, con la guía del Espíritu Santo que ha puesto en nosotros por medio de la fe en Cristo, conoceremos sus planes, entenderemos sus designios y evidenciaremos el cumplimiento de sus promesas; por eso podemos estar seguras que Dios nos guiará al final, a puerto seguro, que sus planes para nosotras son de paz y bienestar (Jeremías 29: 11).
Así que, vayamos a Su Palabra para encontrar respuestas y mantener la calma cuando pareciera que la perdemos, pues sabemos que Él nos guiará al buen puerto de su presencia y así ¡estaremos sanas y salvas! Como lo dice el salmo 107: 29: “cambia la tempestad en sosiego y apacigua sus ondas”. Sólo nuestro Dios puede hacerlo. Que en nuestros labios haya un cántico de alabanza y gratitud por Su gran misericordia.
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