Un Dios de orden
1 Corintios 14: 40
Unas de las cualidades de Dios es la de ser ordenado. Si observamos la creación, podemos notar el buen orden con que funcionan todas las cosas. Vemos cómo funciona la tierra con un perfecto equilibrio. A Noé le dijo como hacer el arca, le dio el diseño, los materiales a usar. Al pueblo de Israel le dio leyes y detalles de cómo cumplirlas. Les dijo como hacer el tabernáculo, el arca del pacto, las dimensiones, los materiales y el diseño.
Siendo Dios ordenado, Él requiere que, como sus hijas, seamos igualmente ordenadas en nuestra vida personal, social, en la iglesia, etc. 1 Corintios 14:40 pero hágase todo decentemente y con orden. Aunque aquí se refiere a las reuniones de la iglesia, podemos extender este principio a todas las áreas de nuestra vida.
La palabra decencia es definida como aseo, compostura y adorno correspondiente a cada persona o cosa y en sentido más particular al acatamiento externo a las normas sociales de convivencia y a las buenas costumbres, de la cual nacen toda dignidad humana y honor.
Decentemente se usa en otras partes de la Biblia y se traduce honestamente, en una parte se refiere a la diferencia que debe existir entre llevar una vida desenfrenada y desordenada, de alguien que no conoce al Señor y nuestra vida como cristianas que estamos llamadas a imitar a Cristo.
Debemos mostrar orden y decencia en nuestra manera de vivir, esto incluye nuestro vestir, nuestro hablar, nuestro comportarnos, el aseo personal y de nuestras casas, así nos pareceremos más a nuestro Padre Celestial.
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