Mi Casa y yo serviremos al Señor
Josué 24: 15
Es necesario que tomemos decisiones radicales, definir en realidad quienes somos, si nos dejamos arrastrar por la corriente del mundo o vamos totalmente en contravía en la dirección que Dios nos muestra. No podemos seguir viviendo en dos aguas, queriendo servir a Dios, pero sin renunciar completamente al mundo.
Algo fundamental que define nuestras vidas es a quien servimos, a quien seguimos. Josué, el sucesor de Moisés, como líder del pueblo de Israel, confrontó al pueblo a que escogieran a quien iban a servir: si a los dioses de los pueblos paganos o al Dios vivo y verdadero (Josué 24: 14 –15). El hace una declaración que lo compromete, no sólo a él, sino a toda su familia. Servir al Señor. Que determinación vemos en este hombre, vemos una postura de un hombre realmente comprometido con Dios.
Josué sabía que con su ejemplo de servicio al Señor su familia también lo haría. Atrevámonos, en esta era, donde todo es relativo y donde vemos pocos cristianos verdaderamente comprometidos, a ser radicales como lo fue Josué y hacer un compromiso real de servir y seguir al Señor. No sólo nosotras entremos en este pacto de exclusividad con el Señor, incluyamos nuestra familia, no los dejemos afuera.
Esta generación necesita ver el modelo de familias que sirvan al Señor y que marquen una verdadera diferencia.
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