Avancemos
Filipenses 3: 13 - 14
En cierta ocasión que fui a la playa, me detuve a observar a los cangrejos. En realidad son unos animalitos muy curiosos. Lo que más puede llamar la atención de ellos es que no caminan hacia adelante, caminan de lado y dan la impresión que caminaran hacia atrás, de ahí viene el dicho popular: “vas para atrás como el cangrejo”, refiriéndonos a que no hay un avance, más bien un retroceso.
Como hijas de Dios, nosotras debemos avanzar, no hacerlo implica retroceder, un estancamiento. Muchas veces tenemos esa sensación, que estamos en el mismo punto. Hay muchas causas que nos impiden avanzar, entre ellas tenemos la rutina y vivir de experiencias pasadas.
La rutina puede llegar a cansarnos y producirnos descontento, nos parece que estamos dando vueltas en círculo, sin llegar a ninguna dirección, si dejamos que nos domine puede ser devastadora. Debemos asumir la rutina de manera provechosa, y viéndola como parte de nuestro propósito.
Vivir de experiencias del pasado también nos estancan. Por eso Pablo expresó: “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3: 13-14). Ese debe ser nuestro pensar, avanzar hacia la meta, Dios desea que avancemos. Debemos soltar las experiencias del pasado que aún nos mantienen atadas para poder seguir adelante.
Detente y mira que es lo que está impidiendo avanzar hacia lo que Dios tiene para tu vida. Tu meta está hacia adelante, que nada nos distraiga de poner la mirada en nuestro Salvador, Él es el blanco, y nos ayuda a ser mujeres que avanzan.
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