El nombre de Dios es digno de alabanza
Salmo 113: 2 – 3
Cuando pensamos en una celebridad, enseguida imaginamos a alguien inalcanzable, a quien difícilmente nos podríamos acercar, generalmente la grandeza es sinónimo de lejanía. Sin embargo hay alguien más grande y poderoso que cualquier celebridad y al que podemos acercarnos confiadamente.
El Salmo 113 es una proclamación majestuosa de la grandeza de Dios. “Excelso sobre todas las naciones es Jehová, sobre los cielos su gloria. ¿Quién como Jehová nuestro Dios que se sienta en las alturas?” ( Salmo 113: 4 -5). Suena bien remoto y distante ¿Cierto?
Pero sigue leyendo, porque ese Dios exaltado y glorioso “se humilla a mirar en el cielo y en la tierra (v.6). Él se preocupa y se ocupa de problemas terrenales como la pobreza (v.7), la política (v.8) y aún de las familias que desean un hijo (v.9). ¡Con razón el salmista irrumpe en alabanzas al comienzo y al final del salmo!
Dios es todopoderoso, pero es condescendiente. Cuando Ana (1 Samuel 2), María (Lucas 1: 46 – 55), y Zacarías (Lucas 1: 67–79) echaron mano de esa verdad, no tuvieron problemas de alabar a Dios.
Nunca olvides que Dios, a pesar de su grandeza, está más cercano y disponible de lo que nos imaginamos y que está atento a nuestras necesidades y problemas, que no es ajeno a lo que nos ocurre, Él está atento a toda su creación y además tenemos el privilegio de llegar hasta su trono de gracia para alcanzar la ayuda que necesitamos en el momento oportuno (Hebreos 4: 16)
Esa es una de las razones que tenemos para adorar y bendecir Su nombre. Bendice al Señor hoy, Él te bendice todos los días.
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