Embajadoras del reino celestial
2 Corintios 5: 20
Hace un par de días ocurrió un incidente con un embajador de nuestra nación, sin saber grabaron una conversación telefónica que sostuvo, y por ser imprudente y estar hablando más de la cuenta, dejó en una posición bastante incómoda al gobierno. Como representante del país no debía haber dicho ciertas cosas. En realidad mostró deslealtad al gobierno. Defraudó la confianza que el presidente depositó en él, no actuó en conformidad a la alta distinción que lo envestía.
Esto me hizo pensar en 2 Corintios 5: 20, donde se nos dice que somos embajadoras, y no de cualquier estado o nación, nada menos que del reino de los cielos. De los embajadores se espera que, como representantes de su país, tengan un comportamiento ejemplar. En realidad no lo ven a él, ven a su nación. Así que todo lo que haga o diga va a repercutir directamente en la imagen de su país.
Ahora pensemos cuanto más nosotras debemos ser dignas representantes de nuestro Rey y Señor. Que nuestro actuar no lo defraude, y mucho menos haga que los demás hablen mal de Él. Por el contrario que le glorifique. Actuamos en Su nombre, en Efesios 5: 8, nos dice que andemos como hijas de luz, ya pertenecemos a ese reino de luz y debemos andar en conformidad.
En 2 Corintios 5: 20 nos sigue diciendo cual es nuestra función como embajadoras: reconciliar a los hombres con Dios. Debemos atraerlos al reino de los cielos. Es el encargo que hemos recibido de nuestro Señor es que llevemos las nuevas de salvación a los que la necesitan. Que tú y yo seamos halladas dignas embajadoras de nuestro Rey.
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