Esperar en Dios para avanzar
Isaías 40: 30 – 31
Las águilas madres comienzan a quitar las plumas suaves de los nidos de sus bebés para hacer de ese lugar seguro menos y menos cómodo, hasta que el tratar de volar sea más atractivo que el quedarse en donde ellas están. Analizando esta ilustración entendí que a veces Dios tiene que hacer nuestras zonas de comodidad personal un poco más incómodas antes que aceptemos el reto de elevarnos a mayores alturas.
Si leemos los versos 30 y 31 de Isaías 40 hay una parte que habla de esperar a Jehová como requisito para avanzar, para elevarnos. Si hablamos seriamente, ninguna de nosotras quiere esperar más tiempo o más a menudo de lo que ya hacemos. Esperamos en las filas de los supermercados, en las salas de espera para ser atendidas por el médico, en el banco, esperamos llamadas telefónicas, correos electrónicos, visitas, nuestra comida en el restaurante o que la traiga el domiciliario, etc.
Si somos honestas la mayoría de estas esperas no son opcionales, nos toca esperar si queremos recibir los resultados que esperamos. ¿Cómo es eso diferente de esperar a Dios? No lo es. Si queremos elevarnos como águilas, correr y no cansarnos, andar y no ser débiles, ser fortalecidas, debemos esperar en el Señor, sin importar cuanto tiempo pueda tomar esa espera. Y eso es muy difícil en nuestra era de satisfacción inmediata.
Dios desea que dediquemos más tiempo esperando en Él. Además puedes estar segura que en el lugar donde Dios quiere que yo espere, es el mejor lugar para estar. Que cada una de nosotras podamos animarnos cuando nos encontremos esperando, que no nos desanimemos, hasta que Dios tire la última pluma de nuestro tibio y cómodo nido y nos libera para que podamos elevarnos a las alturas que tiene preparadas para nosotras.
Recuerda que Él es fiel y siempre actúa a tiempo, y que Sus proyectos para nosotras son muchísimo mejores que los nuestros propios. En realidad vale la pena esperarle a Él.
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