Elizabet, una mujer de un fuerte carácter
Lucas 1: 25
En la Biblia vemos como Dios usó a mujeres para cumplir Sus planes de redención. Una de ella fue Elizabet, la madre de Juan el Bautista. Por el amplio y meticuloso informe del evangelista Lucas (Lucas 1: 1-20; 24-25; 39-45) nos enteramos que Elizabet era una mujer extraordinaria.
Era esposa de un sacerdote. A los sacerdotes sólo se les permitía casarse con mujeres piadosas, cuya conducta moral fuera totalmente intachable. Elizabet lo era en realidad. La Biblia hace constar que ambos eran justos delante de Dios, andando en sus ordenanzas y mandamientos. Ella es ejemplo de una vida espiritual desarrollada, pues la vemos honrada a causa de su relación personal con Dios.
Ella era estéril, sin embargo Dios le concedió un hijo, y podemos imaginarnos que albergaba la esperanza de ser la madre del Mesías. Dios quitó el oprobio que significaba la esterilidad y fue la madre de Juan el Bautista. Quien preparó el camino para la venida de Jesús, como lo habían anunciado las profecías.
Su hijo no sería un niño como otro, sino un hombre dedicado a Dios que hará volver al pueblo al Señor. Jesús testificó de él que jamás vivió un hombre tan grande como Juan (Mateo 11: 11). La bendición resultante del nacimiento de Juan se extenderá mucho más allá de las fronteras de su propio pueblo; alcanzaría el mundo entero.
Elizabeth se caracteriza por virtudes como la humildad y la modestia. Ella reconoce en su pariente María, como la madre del salvador (Lucas 1: 43). No halla dificultad alguna en llamar a una mujer más joven que ella como la madre del Señor. Esa es la obra del Espíritu Santo en su vida. Qué ejemplo maravillo encontramos en esta mujer que Dios usó para traer al pregonero de la venida del Señor.
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