No temeré
Salmo 23: 4
Cuando tememos al Señor y confiamos en Él, no deberíamos tener nada porque temer, ni a las circunstancias difíciles de un mundo caído, ni a las amenazas del hombre, menos a las enfermedades ni por supuesto a la muerte. Porque el que cuida de nosotros es el Señor de la vida, el que venció a la muerte misma y se levantó para darnos vida en abundancia. (Juan 10:10). Esta vida abundante no se trata de riquezas, lujos o excesos, no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14:17).
Tu y yo estamos en este mundo para anunciar las virtudes de aquel que nos amó y se entregó por nosotras, esa es nuestra misión, si partimos del mundo será ganancia, pues estaremos en su presencia, si nos quedamos que sea para vivir para agradar a Cristo. Así que, no debemos intimidarnos, por las cosas que ocurren en el mundo o por las que hacen aquellos que se oponen a la verdad del evangelio, estemos firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe de la Palabra de Dios (Filipenses 1:21-30).
Tengamos toda seguridad que El Señor de Señores, está con nosotras siempre, hasta el último día, hasta el fin de los tiempos (Mateo 28:20). En todo lugar, Él nos infunde aliento, renueva nuestra fuerza y como buen pastor con sus ovejas, con su vara direcciona nuestra vida, y con su cayado nos protege de todo mal, por lo tanto no tiene ningún sentido guardar temor alguno.
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