Alaba y adora al Señor
Salmo 95: 2 - 3
Ya hemos dicho que orar es acercarte a tu Padre celestial y hablar con Él. Sin embargo muchas veces cuando vamos a dialogar con Dios llegamos con una lista de peticiones, cual lista de mercado, y nos olvidamos de exaltar y glorificar Su nombre.
Una parte muy importante de la oración es adorar al Señor por lo que Él es. Recuerda que merece toda nuestra adoración porque es: Santo, justo, bueno, misericordioso, eterno, grande y majestuoso. Adorar es contemplar Su belleza y magnificencia; es exaltar sus atributos. En la medida que conocemos a Dios es más fácil adorarlo, y en la Biblia podemos ver revelado quien es Él. (Salmo 95: 3)
También debemos alabarlo por lo que hace, no sólo a favor nuestro, sino también por lo que hace por otros y Su obra en el mundo entero. Dios es digno de nuestra alabanza, que le glorifiquemos y exaltemos por todo lo que hace. Si reconocemos lo bueno que otros hacen, cuanto más lo que ha hecho y hace Dios en nuestras vidas. (Salmo 95:2) (Salmo 103: 1-2)
David fue alguien que supo expresar toda la alabanza y la adoración a Dios, en los salmos vemos muchas de sus oraciones cargadas de expresiones de exaltación al Señor. Su relación con el Señor iba más allá de pedir, David aprendió a deleitarse en el Señor.
Y es que la oración, es relación, es más que una mera actividad religiosa o espiritual. En ella tienes la oportunidad de acercarte a Dios y expresarle quien es para ti, y de esa manera cultivar una relación de amor con Él.
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