Un espíritu diferente
Números 14: 24
Hay personas que marcan la diferencia, tal vez conoces algunas de ellas o quizá seas tú una de esas personas. En la Biblia vemos algunos personajes que hicieron una diferencia en su época y de las que podemos aprender. Josué y Caleb son dos claros ejemplos de eso.
Ellos estuvieron en el grupo de espías que envió Moisés a explorar la tierra, pero a diferencia de los otros diez, trajeron un informe alentador. Cuando los diez hablaban de gigantes ellos dijeron que Israel podría vencerlos. Josué y Caleb veían las cosas, las percibían, de una manera diferente. Mientras los demás se veían a ellos como langostas delante de los gigantes, Josué y Caleb veían a los gigantes como pan. Y Dios dijo que, los que no creyeron, no verían aquella tierra.
La diferencia de Josué y Caleb radicó en su fe. Tenían la plena confianza que Dios cumpliría sus promesas, por eso hablaban con tal certeza. Ellos no negaron que existieran los gigantes y el gran obstáculo que significaban en la conquista de la tierra prometida.
La fe no niega las circunstancias adversas o difíciles, la fe entiende que podemos vencer los obstáculos. La fe significa ser obediente, incluso cuando no podemos ver los resultados. La fe significa acción. La fe da resultados.
Y el mundo necesita ver la diferencia que hace el Espíritu de Dios en tu vida. Dice la palabra, acerca de Caleb, que por cuanto hubo en él otro espíritu, mientras que el resto del pueblo de Israel no pudo entrar en la tierra prometida, Dios lo metió a él en aquella tierra, y su descendencia la poseería.
Dios quiere que elijamos tener fe y elijamos obedecerle. Tú no puedes tener un espíritu diferente, si no hay una relación con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo hace la diferencia en tu vida y en tu entorno.
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