Yo Soy
Éxodo 3: 14
En el capítulo 3 de Éxodo encontramos el llamamiento que Dios le hace a Moisés, cuando era un simple pastor de ovejas, para que regrese a Egipto y libere al pueblo de Israel de la esclavitud en la que lo tenía sometido el Faraón.
Moisés empieza a expresar sus limitaciones delante del Señor, para nosotras serían muy válidas en realidad.
Dentro de los argumentos que Moisés expone al Señor, para no ser él el indicado le dice que: no se expresa fácilmente, era tartamudo. A cada uno de los argumentos que Moisés expresa, Dios le va dando una solución.
Pero lo que más puede llamar la atención es que Dios se presenta con un nombre nuevo a Moisés: Yo Soy. Cuando el pueblo le preguntara quien lo había mandado, Moisés debía responder: Yo soy me envió.
En el nuevo testamento, Jesús se refirió así mismo como Yo Soy el pan de vida, Yo Soy la luz del mundo, Yo Soy el agua viva, entre otras. El Yo Soy implica la eternidad de Dios, un eterno presente.
Retomando el contexto de Éxodo 3, la respuesta de Dios a Moisés: “Yo Soy”, era diciéndole no eres tú el que vas a actuar, soy YO, no es en tus fuerzas es mi poder. En realidad era una respuesta que fortalecía a Moisés. La tarea que él tenía no era fácil. Ir delante del Faraón y pedirle que dejara ir al pueblo no era cualquier cosa. Por eso Dios le dice, no eres tú quien lo hará.
Moisés y su hermano Aarón, sólo eran instrumentos en las manos de Dios. A ellos les correspondía obedecer y hacer lo que Dios les enviaba hacer. Muchas veces nos sucede igual, creemos que con nuestras fuerzas haremos los encargos de Dios, y lo vemos muy pesado y como Moisés ponemos muchas excusas, nos vemos débiles para llevar a cabo lo que Dios nos ha dicho que hagamos. Es allí cuando debemos descansar en el poder del gran Yo Soy y confiar en que Él hará. Cuando lo entendemos así todas nuestras excusas y pretextos carecen de valor.
Comments