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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

18 de Septiembre del 2020

Actualizado: 18 jun 2021


Obediencia



1 Samuel 15: 22


Nadie puede huir, ni esconderse de la presencia de Dios. El Salmo 139: 7: ¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu! ¡Jamás podría huir de tu presencia!), es muy claro al respecto, uno de los atributos de Dios es la omnipresencia, está en todas partes y su presencia lo llena todo. Hay una historia en la Biblia que nos ilustra esa verdad, la del profeta Jonás.

Huir de Dios no es sólo de delincuentes, ladrones, asesinos, en el caso de Jonás, lo fue de un profeta. Jonás fue comisionado por Dios para llevar un mensaje de arrepentimiento a la ciudad de Nínive, capital de Asiria, el gran enemigo de Israel. En lugar de obedecer , él toma un barco y va en dirección contraria, a Tarsis. Debido a su desobediencia Dios envía primero una tormenta y luego un pez hambriento para hacer que Jonás regresara a Nínive.

Uno de los descubrimientos más interesantes en cuanto al libro de Jonás es que todo obedeció a Dios, excepto El predicador. El pez, la tormenta, y aún los ninivitas, obedecieron al escuchar la predicación de Jonás. Fueron obedientes al mandamiento de Dios, excepto el que decía que era un seguidor de Dios.

A menudo Dios da una segunda oportunidad para que le obedezcamos cómo hizo con Jonás, pero, ¿no sería más simple y menos doloroso obedecerle la primera vez? Jonás aprendió obediencia a un gran precio.

El obedecer es mejor que los sacrificios (1 Samuel 15: 22) Nada de lo que hagas para el Señor reemplaza una vida de obediencia.



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