Ojo con la negligencia
Proverbios 19: 15
El diccionario define la negligencia como falta de cuidado o atención y diligencia de una persona en lo que hace, en especial en el cumplimiento de su labor. Cuando realizamos nuestro trabajo con negligencia o pereza, sin entusiasmo y dedicación corremos el riesgo de ser amonestadas y en el peor de lo casos despedidas.
La Biblia nos dice que la negligencia disipa, es decir, causa pérdidas, es perder tiempo y por lo tanto dinero. Si ser negligentes en las cosas materiales trae como consecuencia escasez y pobreza (Proverbios 19: 15) cuanto más terribles serán las consecuencias ser negligentes en las cosas espirituales, ya que tiene efectos para la eternidad.
Hay negligencia espiritual cuando no dedicamos tiempo para el estudio de la Palabra de Dios, recuerda que ella es nuestro alimento espiritual y con ella nos capacitamos para toda buena obra (2 Timoteo 3: 16- 17). Si no ponemos en práctica sus enseñanzas, también somos negligentes espirituales. Cuando obedecemos los mandatos del Señor estamos poniendo un cimiento sólido en nuestra vida (Mateo 7: 24 – 27)
La pereza espiritual se manifiesta también cuando no apartamos tiempo a solas con el Señor para hablar con Él, cuando no le servimos y dejamos de congregarnos. Todas estas actitudes hacen que caigamos en un letargo y que no haya ningún avance en nuestra vida espiritual.
Revisemos que tan diligentes somos, tanto en nuestros deberes como empleadas, esposas, madres, hijas, etc., como en nuestro crecimiento en vida, en nuestra vida espiritual. No nos permitamos ser negligentes.
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