Espera y confía en el Señor
Isaías 25: 9
¿Hemos esperado a alguien durante horas, para reunirnos para algo en particular? ¿O tal vez por días o meses, quizás para que te pague una deuda, te entregue algo que le prestaste, que cumpla alguna promesa hecha con anterioridad, etc.? Esperar significa “confiar”. Mientras más confiamos en una persona más tiempo la podemos esperar a que venga a nuestra cita, a que pague aquello que le prestamos o que cumpla lo que nos ha prometido.
Es que la confianza en una persona es edificada sobre la base de su comportamiento. Si cumplió sus promesas pasadas, será igualmente propenso a cumplir las del futuro. Es difícil confiar en alguien que nos ha quedado mal, que ha incumplido, que de una u otra manera nos ha fallado. Cuando nos prometa algo, de seguro que nos costará creerle y mucho menos esperar que cumpla.
En Isaías 25: 9 se menciona que el pueblo de Dios “ha confiado” porque ya ha experimentado con anterioridad la fidelidad y veracidad, por eso puede permanecer sereno y confiado. Si miramos la historia de Israel es un largo recuento de Dios cumpliendo las promesas hechas a su pueblo. Cada una de ellas era una evidencia de un Dios que nunca falla. De igual manera podemos mirar en nuestra vida como Dios ha sido fiel, que Su palabra y Sus promesas son verdaderas. En Su tiempo perfecto se han hecho y se harán realidad para nosotras.
Podemos esperar en Dios porque confiamos en Él, y nunca defraudará nuestra confianza. Él es fiel y verdadero
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