No seamos sabias en nuestra propia opinión
Proverbios 3: 5 – 7
Uno de nuestros peores errores es creer que todo los sabemos, lo podemos, que con nuestra inteligencia es suficiente. Somos muy dadas a creernos sabias en nuestra propia opinión y muchas veces ni escuchamos sugerencias u otras opiniones.
Muchas se sienten seguras y muy confiadas en sus propias fuerzas, en sus capacidades, en su inteligencia, en el dinero que poseen. En estos versos se nos exhorta a no pensarnos muy sabias o sensatas. De hecho el creernos muy sensatas o sabias es unos de los obstáculos para ser verdaderamente sabias y prudentes.
No hay mayor enemigo para el temor del Señor que la arrogancia de la propia sabiduría. Por eso el verso sigue diciendo que en lugar de ser sabias en nuestra propia opinión, temamos al Señor y apartémonos del mal (Proverbios 3: 7). Anteriormente ha dicho que en vez de apoyarnos en nuestra propia prudencia, tengamos la humildad de reconocer a Dios en todos nuestros caminos y El enderezará nuestras veredas (Proverbios 3: 6). En realidad al reconocerlo en todos nuestros caminos y dejar que Él enderece nuestros caminos, empezamos a ser sabias.
En Proverbios 1:7, se nos dice que el principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Cuando la Biblia habla de temer a Dios, es un temor reverente que reconoce su santidad y no desea ofenderle, no por miedo, sino por amor y deseo de agradarle en todo lo que hacemos. Temerle es honrarle, obedecer Su Palabra.
Es decir que la verdadera sabiduría, no consiste en poseer mucho conocimiento o información, sino en vivir una vida recta y agradable al Señor, que trae como resultado bendición.
Si deseamos ser verdaderamente sabias dejemos entonces en creernos sabias en nuestra propia opinión y reconozcamos al Señor en todo lo que emprendamos, dejemos que con Su sabiduría nos dirija y nos guíe.
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