Nuestro pariente redentor
Efesio 5: 25
El libro de Rut es un destello de amor y destaca la belleza de la fe sencilla, en medio del oscuro y deprimente fondo del libro de los jueces, una época de caos y depravación moral.
Contrario a la tendencia pagana de Israel en ese tiempo, Rut – una joven viuda del país de Moab- olvida su herencia pagana para unirse al pueblo y al Dios de Israel, ella adopta la fe de su suegra y se hace parte del pueblo de Israel. Ella se acogió al Dios verdadero, se refugió debajo de sus alas, se destaca por su fidelidad en una era de incredulidad, Dios la recompensa dándole un esposo fiel, un hijo, y el privilegio de ser la bisabuela del rey David, y antepasada de Jesús mismo, a pesar de ser extranjera. Dios honra su dedicación a su suegra (Rut antepuso las necesidades de su suegra a las de ella), y de viuda, pobre y extranjera pasó a ser amada esposa y madre.
En la historia de Rut se halla el concepto que representa la obra de Cristo, a favor de nosotros: el concepto de pariente redentor (o goel, pariente cercano Rut 3:9). Redimir es comprar a un precio. El que redimía, debía ser capaz de pagar el precio de la redención (Deuteronomio 25; 5.- 10; Hebreos 10: 7). Booz, un pariente cercano del fallecido esposo de Rut fue el redentor de la joven moabita. El adquirió todo lo que había sido de la familia del esposo de Rut y la toma a ella como esposa.
Como Booz sirvió de pariente redentor a Rut, así también Cristo fue el mediador que nos redimió de la esclavitud del pecado. El pagó el precio de nuestra redención, dio su vida misma (Efesios 5: 23 – 32). Que amor el de nuestro Señor, por nuestra redención dio hasta la última gota de Su sangre. Por eso nuestra respuesta debe ser amarlo con todo nuestro corazón, nuestra mente y todas nuestras fuerzas.
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