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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

16 de Febrero del 2021

Actualizado: 20 jun 2021


Él nos ve y nos escucha



Salmo 40: 1


Cuando me encuentro desanimada y descorazonada abro el libro de los Salmos. El setenta por ciento del libro describe aflicción y lamento, una expresión de gran dolor o tristeza. Leer los Salmos es como leer el diario de David. Revela sin edición ni filtro su relación con Dios, llena de intensos altibajos, vemos momentos de regocijo y mucha gratitud, pero también momentos de mucho dolor y desaliento.

El Salmo 40 ofrece una mirada íntima a la súplica de David al Señor para que lo salve, así como la amorosa y compasiva respuesta de Dios: “Puse en el SEÑOR toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.” (Salmo 40: 1). David afirma además que Dios le sacó de “la fosa de la muerte, del lodo y del pantano”, y puso sus pies sobre una roca, haciendo sus pasos firmes y seguros.

En lugar de simplemente agradecer al Señor y seguir adelante, David alabó a Dios por Su fidelidad, justicia y amor en los siguientes catorce versículos. David no solo le había pedido a Dios librarlo en esa única ocasión; le había implorado que no se negara a tener misericordia y que le rescatara una y otra vez, y así lo hizo Dios.

Es normal sentirnos abrumadas, desalentadas, desanimadas, etc., como David podemos expresarnos con toda libertad delante del Señor y decirle como nos sentimos. No tenemos que tomar actitudes y poses de fortaleza. Él nos entiende más de lo que podamos nos podamos imaginar. Lo más importante Él nos escucha, tenemos un Padre amoroso que inclina su oído a nosotras y nos saca de nuestro “lodo cenagoso”. Él se deleita en nuestro canto, alabanza y gritos de acción de gracias a Él, pero también quiere que le busquemos cuando estamos heridas, molestas y consternadas por cosas de la vida. Invoca al Señor; Él te ve y te escucha.



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