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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

15 de junio del 2020

Actualizado: 17 jun 2021


El Salmo del pastor


Salmo 23

Cuando el joven pastor David escribió el canto que más tarde se designaría como el salmo 23, quizás no se imaginaba lo profundo que éste tocaría a la humanidad por generaciones futuras. ¿Por qué? Porque en nuestro ser interior, sabemos que somos ovejas. Y el consuelo que podemos derivar de sus expresiones es tan consolador, como si nuestro propio pastor, Jesús, nos llevara en sus brazos.

Virtualmente las ovejas no tienen ningún mecanismo de defensa. Casi todos los animales cuentan con algún mecanismo efectivo de defensa, ya sean garras, dientes, cambio de color o velocidad especial, fuerza o sentidos agudos. Pero las ovejas no tienen nada de eso; por el contario son lentas, torpes y débiles. La única protección que tienen es su pastor. Igual ocurre con nosotras como cristianas. El buen pastor Jesús (Juan 10) nos defiende.

Las ovejas tienen dificultad para encontrar agua y pasto. Ellas dependen solamente del pastor para su sostenimiento. Si no lo siguen pueden comer hierbas venenosas y morir. Nosotras igualmente dependemos de nuestro Señor que nos sostiene.

Las ovejas se asustan fácilmente. Y el susto las puede llevar a actos que ponen en peligro sus vidas. Así que sus pastor trata de mantenerlas tranquilas y las calmas cantando, hablándoles o simplemente estando con ellas. Nosotras podemos tener la misma clase de relación protectora con nuestro P adre celestial.

Las ovejas tienen mal sentido de dirección, Se pierden fácilmente, aún en su propio territorio. Nosotras, simplemente no podemos ser nuestras propias guías. Nos metemos en problemas, cada vez que intentamos hacerlo. Necesitamos confiar en nuestro pastor y atender a Su voz que dulcemente nos muestra el camino a seguir.



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