Como Palmera y como Cedro
Salmo 92: 12 – 14
Es interesante la figura que usa aquí el salmista, dice que el justo florecerá como palmera y estará plantado como cedro en el Líbano. Analicemos estas comparaciones y por qué las usa el salmista.
La palmera es símbolo es grandeza e imponencia, dice que el justo florecerá como la palmera. Sabemos que la palmera da los sabrosos y dulces cocos, pues para que una palmera de esos exquisitos frutos, debe florecer como todo árbol, sin embargo para que la palmera florezca debe hacer que ese material genético que hay en su interior llegue hasta la copa, donde están las ramas. Como es muy alta, para que esto suceda, debe ser movida y estremecida por fuertes vientos. La palmera puede llegar a doblarse, pero es parte del proceso para que pueda dar frutos.
Recuerda que Dios espera de ti y mí que llevemos frutos y no cualquier clase de fruto, por eso no desestimes el proceso por el cual puedes pasar para que lleves fruto. Dios como labrador sabe cuándo es necesario podar la rama para que lleve más fruto. (Juan 15: 1 – 5)
Por su parte el cedro del Líbano está firmemente plantado. Debemos tener en cuenta que el Líbano tiene un terreno pedregoso, rocoso, por eso las plantas que allí se cultivan son de poca profundidad. Sin embargo, el cedro cuando es plantado echa raíces profundas y él no lucha con las piedras, por el contrario se abraza a ellas, se va entrelazando hasta hacer un sistema de raíces fuerte y firme. Es de notar que el demora varios meses para germinar porque primero se afirma en medio de las rocas, por eso cuando crece y lo hace muy alto y fuerte no puede ser movido de allí.
Dios desea que nuestro cimiento sea fuerte y firme. Nuestra roca y cimiento seguro es Cristo, la roca eterna (Mateo 7: 24- 25)
Podemos entender entonces porque el salmista da esta bendición para los justos. Que tú y yo podamos ser como esa palmera fructífera aún en la vejez y como ese que nada lo puede mover.
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