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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

13 de Marzo del 2020

Actualizado: 15 jun 2021


Amarse es un mandato de Dios



Marcos 12: 31



Muchas de nosotras pensamos que amarnos a nosotras mismas es vanidad, pero debemos aprender a amarnos a nosotras mismas, pues si no lo hacemos, no podemos amar a nuestro prójimo y muchos menos a Dios.

Amarnos es un mandato de Dios (Marcos12: 31), por lo tanto es una equivocación confundirlo con egoísmo o vanidad. La persona egoísta es insensible a las necesidades del prójimo, todo lo hace de acuerdo a su propia conveniencia, su prioridad siempre será su bien por encima del de los demás. Está incapacitada para dar lo que no tiene, amor. En la medida en que yo me amo, puedo dar y recibir amor.

¿Y cómo es el amor que debemos practicar con nosotras mismas y con los demás? La definición más clara y precisa de amor, la escribe el apóstol Pablo en 1 Corintios 13: 4 – 7. Uno de los beneficios inmediatos que proporciona amarse a uno mismo, es un cambio, para bien, en la autoestima de la persona.

La persona con niveles adecuados de autoestima, es capaz de establecer límites que proporcionen relaciones personales sanas, respeta y se respeta; se aprecia como persona, al margen de lo que hace o tiene; es capaz de reconocer sus errores y asumir sus consecuencias; sabe convivir en armonía consigo misma y con otras personas, libre de egoísmo, envidia, rencor, celos, etc., por el contrario es gozosa y no está buscando que los demás le demuestren que la aman.

Princesa, amarte a ti misma es un mandato de Dios y tiene doble propósito: por una parte sirve de armadura para protegernos de las agresiones psicológicas, físicas o verbales de quienes no conocen el amor; y por otro lado nos equipa para amar sin condiciones a nuestros seres queridos en particular y al prójimo en general. Te capacita además para recibir el amor de Dios y de los demás.



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