Grande es tu fe
Mateo 15: 28
En Mateo 15: 21 - 28 encontramos la historia de la mujer sirofenicia. Esta mujer demuestra una gran persistencia: no permite que la irritación de los discípulos o la brusca observación de Jesús la desanimen. Ella sabía lo que quería y confiaba en que Jesús era el único que podía ayudarla.
Ella era una mujer que pertenecía a una tribu hostil a los judíos, podríamos llamarla intrusa - defendiendo su posición, en contra de la indignación de los discípulos; obstinada y persistente en su demanda de que Jesús curara a su hija. Él no le respondió nada." Habría sido natural para esta mujer el abandonar su ruego, y alejarse amargada por no recibir la respuesta que esperaba. Se sentía tres veces incapacitada: era una mujer sola en un mundo de hombres; era una gentil (no pertenecía al pueblo judío) y por lo tanto impura; y con una hija enferma. Pero, a pesar del silencio de Jesús, ella confía en Él, se mantiene frente a Él, y lo gana con sus argumentos.
Pasa por alto la negativa y sigue rogándole: “dame la sobra de lo que cae de la mesa de los señores, como hacen los perritos”. Los dos, Jesús y la mujer, se encontraron en los márgenes y a la humilde insistencia de su fe, Jesús responde con un gesto de salvación y no sólo sanidad. Jesús destaca su fe. A la humilde súplica de esta madre, Jesús da la respuesta. La mujer ha superado la prueba de su fe.
La mujer sirofenicia es ejemplo de una fe genuina, perseverante, insistente que apela a la misericordia de Dios. Una fe que obtiene respuesta y obra milagro.
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