Estimando a los demás como superiores
Filipenses 2:3
La tendencia natural del ser humano es sentirse más o mejor que los demás. . Cuando estás en un puesto importante en tu trabajo, o tienes una situación económica muy buena, o eres un líder destacado en tu congregación, eres muy inteligente, etc., puede ser que caigas en el orgullo de sentirte mejor que los demás, sin reconocer que todo lo que eres o has logrado, es la obra de Dios en ti.
La Palabra nos dice que hagamos todo lo contrario, debemos considerar a los demás como mejores que a nosotros mismos, dejando de lado el egoísmo y la vanagloria. En realidad no es fácil hacerlo, cuesta mucho.
Las personas que piensan que son mejores que los otros, corren un riesgo muy grande de deteriorar su relación personal con Dios, porque cree que su relación con Dios es perfecta, eso, hace que toda palabra que escucha o lee no es para él o ella, sino para otro, para el del lado.
Cuando yo admito que soy débil y que fallo en muchas áreas, y reconozco que hay personas mejores que yo, me doy cuenta de cuánto necesito al Señor, porque sin Él no soy nada y eso me hace humillarme ante Él.
El mejor freno que puede tener mi vida para no enorgullecerme, es entender que siempre, en la vida, hay muchos otros mejores en muchas áreas y me superan.
Jesús nos dio el perfecto ejemplo de humildad. Él no defendió Su posición como Dios, sino que voluntariamente se hizo hombre como nosotros, pero sin pecado.
No es malo tratar de ser mejores, lo malo es creerse mejores o superiores a los demás.
Que Él Espíritu Santo nos guíe cada día a no tener de nosotros mismos una opinión más alta que la que debemos tener, nos ayude a ser más humildes y nos permita valorar a los demás como mejores que a nosotros mismos
“Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido” Lucas 14:11
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