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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

12 de Abril del 2021

Actualizado: 21 jun 2021


Fruto de la fe



Santiago 2: 17


La fe verdadera agrada a Dios y da frutos concretos. Por eso hablando en términos agrícolas, podemos decir que la fe es como esa semilla que el agricultor siembra y de la que espera recibir un buen fruto.

El fruto de la fe genuina son las buenas obras. Santiago bien lo expresa en su epístola, Santiago 2: 14-17. Es claro y contundente al decir que la fe sin obras está muerta. Santiago aquí habla de alguien que dice tener fe, es decir, no basta con decir que se tiene fe, sino demostrarla a través de las obras.

Si bien somos salvas por fe, no por obra (Efesios 2: 8-9), las obras son evidencia de esa fe. Nuestra fe y nuestro nuevo nacimiento, nos llevan a actuar, por eso no podemos desligar la fe y las obras, van de la mano.

El Señor nos llama a que llevemos frutos, buenos y abundantes frutos (Juan 15: 1-5 ) y esos frutos son los que menciona Juan el bautista, frutos de arrepentimiento (Mateo 3:8). Que den muestra del cambio que se está operado en nuestro interior.

Estas obras deben ser echas para la gloria de Dios, de otra manera hemos ganado nuestra recompensa siendo visto por los demás y tener su aprobación. El fruto que da cada persona es resultado de lo que hay en su interior. Un árbol malo no puede dar buen fruto, ni un buen árbol puede dar malos frutos. Jesús expresó que el verdadero discípulo se conoce por sus frutos, es el sello que lo hace genuino (Mateo 7: 15-20)



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