Mayordomía
Salmo 24: 1
Cuando leemos este verso, nos da la idea de Dios como amo absoluto de todo (De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan). Al ser el creador de todo lo que existe (Génesis 1:1) Él es el dueño. Entonces teniendo en cuenta esta verdad aparece el concepto de mayordomo.
En Levítico 25: 23, Dios deja muy claro y refuerza esto cuando le dice: “mía es la tierra”, en el contexto del año de jubileo, cuando alguien que había vendido un terreno podía volver a tenerlo. Dios les dice la tierra no será vendida a perpetuidad porque a Él le pertenece. Dios quería que el pueblo de Israel tuviera eso siempre presente.
Volvamos al concepto de mayordomo. El mayordomo es alguien que si bien no es dueño, tiene la responsabilidad de cuidar y hacer buen uso de aquello que se le ha confiado. Alguien que debe dar cuenta al dueño, Jesús lo expresó muy bien en la parábola de los talentos (Mateo 25: 14 – 30) donde unos siervos rinden cuentas a su señor de lo él les había encomendado, y reciben sus respectivas recompensas, de acuerdo a como ejercieron su mayordomía.
A todas nos gusta sentirnos dueñas de algo: una casa, vestuario, muebles, dinero, etc. sin embargo todo eso que creemos poseer en realidad pertenece al Señor, sólo somos mayordomas encargadas de administrar todo cuanto tenemos: dinero, casa, auto, trabajo, talentos, nuestro tiempo e incluso nuestro cuerpo. Es muy fácil olvidarnos de eso y creernos que somos las verdaderas dueñas.
¿Qué hacemos con todo lo que Dios nos ha dado? ¿Somos responsable en su administración? Haz una lista de todo lo que Dios ha puesto en tus manos y dale gracias por todo y pídele que te ayude a ser una buena administradora. Nunca olvides que todo lo que tienes viene de Él y es suyo. Que nuestro Señor nos encuentre administrando bien lo que ha dejado a nuestro cargo.
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